El sábado nos encontramos en el campo Alfonsito "Risitas", Victornillo y yo. ¿Rafa, te quedaste dormido o que?.
El día tenía tan buena pinta, que nos fuimos picando, y pensamos.....¿nos vamos a Segovia?. ¡Pues venga!
Antes de despegar pudimos ver a Pako, que lucía un moreno africano, y nos contó unas cuantas de sus aventuras.
Nos fuimos los 3 para el puerto de Canencia. Al llegar al Lozoya Victornillo se dió la vuelta porque tenía "comida familiar". Alfonso y yo tiramos para adelante, con viento de cara, algo preocupados por las posibles turbulencias. De hecho nos costó bastante pasar a Segovia, porque el sotavento nos tiraba al suelo (y eso que en el centro del valle de Lozoya se subía de miedo). La verdad es que el día estaba rarito, aunque "pasable".
Alfonso alucinó con Segovia...¡no conocía el Alcázar!. Aterrizamos en la gasolinera de siempre. Repostaje para todos (bocata y gasofa), y otra vez al aire. Decidimos volver por Arcones, para ver a los de libre, aprovechar el viento norte, y buscar el mejor paso para ahorrarnos los meneos.
Al poco tiempo, noto que el motor empieza a bajar de vuelas, y hace un ruido muy raro. Suelto gas....y se para. ¡¡¡¡¡CABRONNNNNN!!!!!
Aviso a Alfonso por radio, y aterrizamos al lado de una urbanización, cerca de la carretera (por si acaso). El motor no tiene compresión ¡no jodas que se me ha gripado el desgraciado éste!. Alfonso lleva herramientas, y yo la llave de tubo de la culata. La abrimos y vemos que se ha roto la junta metálica de la culata, y la tórica está destrozada ¡OLE!. Alfonso me pone verde (amablemente) por no hacer los deberes (hay que revisar el apriete de la culata periódicamente, señores).
Mr.Mac Giver, digo Alfonso, propone que quitemos todo eso, y usemos un trozo de cordino como tórica (la otra opción era una lata de refresco). Madre mía que invento. Lo montamos y.....coño....¡arranca!. No me lo puedo creer. Despegamos de nuevo (yo a la segunda porque me hago la zancadilla en el primer intento....lamentable).
Parece que la chapuza aguanta. Trato de avanzar sin darle caña al motor.
Cuando empezamos a creernoslo.....puet..puet...puet........puet........bajón a 6000 vueltas......y parada. Hasta aquí hemos llegado. Giro para acercarme a la N110, y aterrizo justo al lado. Le digo a Alfonso que siga él. Ya le había dado antes las llaves de mi coche....por si las moscas.....
A los 10 minutos llega un quad. Será el dueño de las tierras, que viene a ver que pasa. Pues no....resulta que es otro piloto de paramotor (Gaspar), que vive justo al lado. De hecho se podía ver la manga de viento de su pista particular (que envidia). Me propone su ayuda, pero al no tener nada que valiese de junta, me tengo que quedar allí. Una pena.
Después de recogerlo todo, veo como despega su vela y juguetea por su casa.....y allí sentado, con cara tonto....
Más tarde....el colmo. Veo otros dos paramotores en el aire, que vienen de Segovia. ¿Qué coño es esto?. Cojo la radio y me pongo a escanear la frecuencia de 2 metros.....por si acaso. El milagro se produce, y les pillo hablando. Aprovecho para presentarme (vaya sorpresa que se llevan). En un rato he conocido a los 3 pilotos de la zona: Gaspar, Gustavo y Maya.
Después de unas 3 horitas de espera, llegó el sufrido Alfonso. Me contó su paso de la sierra. Viento en cola, a 60km/h, esperaba encontrarse con un sotavento jodido....pero se topó con unas ascendencias que le subían a 3m/s con el motor a ralentí. Que complicadito es el vuelo de montaña..... Me acordé del marrón que pasaron Juancar (de Lozoya) y sus colegas (que os lo cuente un día de estos...).
Llegamos al campo cerca de las 19:30 (joder que lejos está Segovia...). Aprovechamos para tapear con Pako y Bego en el bareto de Redueña, escuchando sus aventuras africanas, y cerrar así un "interesante" día de vuelo.
Perdonad que no hayamos avisado, pero la idea surgió en el momento. Ni me llevé la cámara de fotos...aunque pude hacer alguna con el móvil.
Se puede repetir, no hay problema.
El día tenía tan buena pinta, que nos fuimos picando, y pensamos.....¿nos vamos a Segovia?. ¡Pues venga!
Antes de despegar pudimos ver a Pako, que lucía un moreno africano, y nos contó unas cuantas de sus aventuras.
Nos fuimos los 3 para el puerto de Canencia. Al llegar al Lozoya Victornillo se dió la vuelta porque tenía "comida familiar". Alfonso y yo tiramos para adelante, con viento de cara, algo preocupados por las posibles turbulencias. De hecho nos costó bastante pasar a Segovia, porque el sotavento nos tiraba al suelo (y eso que en el centro del valle de Lozoya se subía de miedo). La verdad es que el día estaba rarito, aunque "pasable".
Alfonso alucinó con Segovia...¡no conocía el Alcázar!. Aterrizamos en la gasolinera de siempre. Repostaje para todos (bocata y gasofa), y otra vez al aire. Decidimos volver por Arcones, para ver a los de libre, aprovechar el viento norte, y buscar el mejor paso para ahorrarnos los meneos.
Al poco tiempo, noto que el motor empieza a bajar de vuelas, y hace un ruido muy raro. Suelto gas....y se para. ¡¡¡¡¡CABRONNNNNN!!!!!
Aviso a Alfonso por radio, y aterrizamos al lado de una urbanización, cerca de la carretera (por si acaso). El motor no tiene compresión ¡no jodas que se me ha gripado el desgraciado éste!. Alfonso lleva herramientas, y yo la llave de tubo de la culata. La abrimos y vemos que se ha roto la junta metálica de la culata, y la tórica está destrozada ¡OLE!. Alfonso me pone verde (amablemente) por no hacer los deberes (hay que revisar el apriete de la culata periódicamente, señores).
Mr.Mac Giver, digo Alfonso, propone que quitemos todo eso, y usemos un trozo de cordino como tórica (la otra opción era una lata de refresco). Madre mía que invento. Lo montamos y.....coño....¡arranca!. No me lo puedo creer. Despegamos de nuevo (yo a la segunda porque me hago la zancadilla en el primer intento....lamentable).
Parece que la chapuza aguanta. Trato de avanzar sin darle caña al motor.
Cuando empezamos a creernoslo.....puet..puet...puet........puet........bajón a 6000 vueltas......y parada. Hasta aquí hemos llegado. Giro para acercarme a la N110, y aterrizo justo al lado. Le digo a Alfonso que siga él. Ya le había dado antes las llaves de mi coche....por si las moscas.....
A los 10 minutos llega un quad. Será el dueño de las tierras, que viene a ver que pasa. Pues no....resulta que es otro piloto de paramotor (Gaspar), que vive justo al lado. De hecho se podía ver la manga de viento de su pista particular (que envidia). Me propone su ayuda, pero al no tener nada que valiese de junta, me tengo que quedar allí. Una pena.
Después de recogerlo todo, veo como despega su vela y juguetea por su casa.....y allí sentado, con cara tonto....
Más tarde....el colmo. Veo otros dos paramotores en el aire, que vienen de Segovia. ¿Qué coño es esto?. Cojo la radio y me pongo a escanear la frecuencia de 2 metros.....por si acaso. El milagro se produce, y les pillo hablando. Aprovecho para presentarme (vaya sorpresa que se llevan). En un rato he conocido a los 3 pilotos de la zona: Gaspar, Gustavo y Maya.
Después de unas 3 horitas de espera, llegó el sufrido Alfonso. Me contó su paso de la sierra. Viento en cola, a 60km/h, esperaba encontrarse con un sotavento jodido....pero se topó con unas ascendencias que le subían a 3m/s con el motor a ralentí. Que complicadito es el vuelo de montaña..... Me acordé del marrón que pasaron Juancar (de Lozoya) y sus colegas (que os lo cuente un día de estos...).
Llegamos al campo cerca de las 19:30 (joder que lejos está Segovia...). Aprovechamos para tapear con Pako y Bego en el bareto de Redueña, escuchando sus aventuras africanas, y cerrar así un "interesante" día de vuelo.
Perdonad que no hayamos avisado, pero la idea surgió en el momento. Ni me llevé la cámara de fotos...aunque pude hacer alguna con el móvil.
Se puede repetir, no hay problema.
Lecciones aprendidas:
1.- Hacer un buen mantenimiento preventivo.
2.- Llevar una bolsita de herramientas y repuestos básicos.
3.- Los cordinos no valen como junta de culata....ejem....
Patricio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario