Una concentración de paramotor cerca de casa, en una zona en la que nunca he
volado, va a hacer un tiempo magnífico, tengo las garrafas de gasolina
llenas, una compañía estupenda y un carro biplaza….. creo que iré! Me
acompaña Andy, voladora de libre pero a la que empieza a gustarla las
hélices ruidosas.
Al llegar veo que Ramón se lo ha currado, con la ayuda de Nacho para la
competición que también han organizado. Conozco a la mayoría de la gente, y
Andy conoce al resto. Varios fleareños (los más guapos) estamos por aquí.
Como no hay que pagar adicionalmente, pues me apunto a la competición con el
carro, bajo la promesa de Nacho: “Va a ser muy fácil y sobre todo pensada
también para los carros….”
Empezamos con una sencilla prueba de palos, la gente se tira al suelo, pero
consigo arrancar de cuajo el stick. En esta prueba se dio la única
incidencia/accidente de la concentración: un piloto con poca experiencia
insistió una y otra vez en darle al palo y al final tropezó cayendo de cara
y dándose con la única piedra grande de todo el campo. Se lo llevaron al
hospital con algún diente cascado. Ufff.
A continuación una prueba de navegación: hay que localizar 3 balizas,
aterrizar, recoger un objeto, volver a despegar y volver al campo. La prueba
ideal para un carro de 300 kilos. Increíblemente no rompí nada ni a nadie. Y
pude volver con los deberes hechos. Clasificación provisional: voy el
primero en la categoría de carros biplaza! Solo estoy yo, pero eso es lo de
menos.
Al aterrizar tengo las tres ruedas en el suelo, el despegue es un estupendo
campo de abrojos (putos Ranunculus muricatus), tengo tantos pinchos clavados
que podría gastar varias cajas de parches en cada rueda. Como soy un tipo
precavido, llevo tres ruedas de repuesto (es verdad....) las cambio pero en
el primer vuelo (y menos mal que es el último) vuelvo a tener ¡las tres!
ruedas taladradas. Una cinta de kevlar entre la cámara y la cubierta se hace
imprescindible para volar en Toledo...
Se corta pronto, aperitivo y a la piscina, baños en calzoncillos, comilona y
a volar que son dos días. Me entero de la siguientes pruebas "especiales
para carros": pinchar globos en rasantes, diana, touch & plane, otra
navegación...., veo en el horizonte los montes de Toledo y huyo de la
competición. Nos vamos a ver ciervos (a cientos) y encinas (a millones).
Como es prontito y hay unas nubes bastante negras, bailamos de lo lindo. Por
dos veces las montañas nos rechazan y claudico de subirme a ellas. Aún así
el vuelo estuvo muy bien, aunque me tenía que haber llevado una bomba de
bicicleta para dar aire a las ruedas durante el vuelo.
Un día estupendo. Gracias a los organizadores.
Arvuá
Agustín.
24 sept 2010
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