Con el único fin de intentar daros envidia, os relato brevemente lo acontecido en los dos días de Loarre.
El viernes salimos a las 4, pero entre las obras, las tormentas constantes, la lona que había puesto al carro para que no se mojara (lucha continua para que no flameara), y que el Land Rover empieza a vibrar un poco a 190, pues llegamos al anochecer. Campa para los motores como 100 campos de futbol. Ya están los valencianos, los navarros y algún vasco.
Sábado: prontito arriba, le doy al botón y hago dos "ida y vuelta" a los mallos de Riglos (llevaba años queriendo sobrevolar mis queridos mallos, pues estuve allí meses de los mejores años de mi vida escalando sus paredes). También Andy y Pelayo flipan. Tiempo perfecto, todo verde. Bufff. Como se empieza a mover por todos lados, aparcamos el carrito y nos vamos a volar en libre. Era de esperar: me acojono y me paso todo el vuelo con las piernas bien abiertas intentando huir de los pelotazos que amenazan con ponerme en órbita. Ni con 100 CV se subiría así de rápido. Andy aguanta mejor el tipo, aunque eso de tener que aterrizar en una carretera (a lo ancho) tampoco se la da bien. Después de comer nos vamos a Riglos a ver los mallos desde abajo: igual de impresionantes. Cuento batallitas del abuelo a la familia e incluso se las creen. Por la tarde el viento está fuerte, es el momento de sacar el paramotor a pata y la vela rápida. Que recuerdos felices de cuando yo volaba sólo y despegaba corriendo.... Como baja un poco y estoy eufórico, cojo el carro, monto a Pelayo y vemos anochecer desde el aire mientras le enseño en las carreteras locales lo que significa un touch and go. Cena entre gritos de "Barça!!!", regalos (una vez más Pelayo se presenta para sacar papeletas, hace prevaricación y nos tocan dos forros polares...), patxarán y a mimir.
Domingo: esta vez la línea aérea regular "AirColeta" hace la ruta este (Loarre-Salto de Roldan-Loarre). El Salto de Roldán marca el inicio de la increíble Sierra de Guara (el río Flumen pasa por el Salto) y, aunque un poco acojonado, disfrutamos por los barrancos sinuosos. De nuevo empiezan los meneos (inestabilidad) por lo que subimos a hacer una de las cosas pendientes desde hace tiempo: darle un biplaza en libre a Pelayo (gracias Alfonso). Aunque lleva sufriéndome desde los 7 años, está acojonado (eso de correr hacia un barranco sin un motor a la espalda, o lo de aterrizar "donde toque".... ). Me dice que le ha gustado, pero se le ve tenso durante un par de horas... Visitamos el castillo de Loarre, nos despedimos, recogemos todo y volvemos a meternos en tormentas y obras hasta Madrid.
20 € = camiseta, remontes, botella de vino crianza, regalos, entrada al castillo y buen rollo.
Total, hemos usado los cinco parapentes que llevamos (cifra mínima imprescindible para ser feliz a partir de ahora), hemos vuelto a aumentar las acciones de Repsol (Land Rover, remolque, carro gordo, Ros100), nos han mimado personajes lejanos, hemos vuelto a encontrarnos con amigos remotos y hemos visto nuevos paisajes. Repetiremos.
Ciao.
Agustín
https://picasaweb.google.com/ksarbenito/Loarre2011#slideshow/561359169106990
15 jun 2011
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1 comentario:
Que ganas de volver a Loarre Agustin , me ha gustado tu cronica air-coleta ja ja ja ....
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