12 may 2017

RUTA VENTURADA - JADRAQUE - VENTURADA 130 Kms

Cronica y fotos  de Romina Sosa

Conocemos nuestra zona de vuelo. Hay paisajes preciosos y nunca te cansas de sobrevolarlos, aunque siempre sale alguna ruta que no hemos hecho y que merece la pena intentar. Pues esta es una de esas rutas. Sabía que por los cálculos de la autonomía de mi trike no iba a llegar a hacerla del tirón (a ver si hago de una vez ese depósito auxiliar al que nunca saco tiempo para hacer)

Existía una opción, y era la de llevar un depósito de 10 litros atado bajo el asiento, con la única pega que para repostar tendría que aterrizar, desatar el depósito, trasvasar la gasolina de un depósito a otro, volverlo a atar debajo del asiento y volver a despegar, todo eso en el menor tiempo posible y sin cometer fallos. La aventura estaba servida.

Este vuelo también iba a ser muy especial para mi, ya que era mi primer vuelo después del accidente que había tenido un mes antes arrancando el motor de a pie. (aprovecho para hacer un inciso e insistir en los cuidados que hay que tener al arrancar los motores de a pie en el suelo, si podéis, evitarlo y arrancar el motor a la espalda)

Quedamos Carlos y yo muy temprano para despegar con los primeros rayos de sol, el madrugón merecería la pena, ya que nos encontramos con la manga lánguida. La previsión decía que el viento sería débil y nos acompañaría en su mayor parte empujándonos hacia nuestro objetivo, el Castillo de Jadraque.

Despegamos sobre las 8 de la mañana y emprendimos la ruta, el aire fresco primaveral y los campos verdes, sumados al sol de frente casi dificultaba saber si era realidad o si estábamos soñando y flotando por los campos. Pasamos valles, cañones, cárcavas y ríos, siempre la Sierra Norte de Madrid a la izquierda hasta que nos adentramos en la provincia de Guadalajara. Pasamos cerca de La Muela, meca del vuelo libre en Parapente y que dejamos a nuestra derecha. Ya quedaba muy poco para llegar a Jadraque, que se apreciaba a lo lejos el pueblo y el castillo coronando la zona más alta. La posibilidad que nos da este hermoso deporte de ver las cosas desde el mejor sitio es lo que más me gusta. Mi “mirador” personal.

Curiosamente, llegamos a Jadraque a la vez que otros dos paramotores, cuando nos acercamos vimos que se trataba de dos trikes biplazas que hacen esa ruta desde La Muela, parecía que íbamos por equipos, ya que Carlos y yo llevamos el mismo diseño de parapente y los dos trikes que encontramos también.

Emprendemos el regreso, miro la gasolina a través del espejo y veo que había consumido unos litros más de la mitad del depósito, por lo que durante el regreso tendría que aterrizar para repostar.

Varios kilómetros más adelante buscamos algún campo y encontramos uno con florecillas amarillas que desde el aire tenía muy buena pinta, aunque luego resultó no ser tan ideal. Aterrizo sin problemas pero veo que esas flores tenían tallos gruesos y entre 40 y 50 cm de altura, lo que iba a ser un problema para volver a despegar.

Le digo a Carlos por radio que si aguanta, que no aterrice porque el despegue, aunque él iba a pie, era complicado. Intento hacer el repostaje lo más rápido posible, aunque tardo más de lo previsto, ya que fallo el primer despegue por culpa de las bonitas florecillas que se empecinaban en frenar el trike. Segundo intento y logro despegar, no sin dificultad, y continuamos la ruta de regreso, ya con algo más de térmicas (nada peligroso, aunque incómodo)

Llegamos a Venturada después de 3 horas y 25 minutos de vuelo con la satisfacción de habernos dado un vuelazo. Seguramente la repetiremos en invierno, espero haber hecho el depósito auxiliar para aquél entonces.

Romina



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