Pues sí, hace unos días ¿Semanas? Pat contaba que se dió un bonito vuelo por los alrededores de nuestro campo base en Venturada.
Mis tres últimos vuelos han sido por allí o desde allí.
El primero fué un vuelete con Alfonsito el Grande siguiendo el río Jarama jugueteando por allí hasta llegar a las cercanías de nuestro campo de vuelo vecino el "Loring". Allí vimos a unos colegas de vuelo desempolvando sus velas. Les saludamos desde el aire y Alfonso decidió aterrizar con su trike para charlar un poco.
Yo me lo pensé mucho porque, por razones que no vienen al caso, no llevaba las botas de vuelo, solo zapatillas deportivas y no estaba por la labor de arriesgarme a torcerme un tobillo aterrizando y volviendo a despegar así que me quedé en el aire dando vueltas y más vueltas y poniendo un poco de ambientillo en la conversación de los de abajo. A eso de la quinta vuelta decidí aterrizar, no podía resistirlo, seguro que estaban hablando de velas, motores, batallitas de vuelo... y yo perdiéndomelo!!. Así que saqué el tren de aterrizaje, bajé los flaps, saqué los slats, preparé los inversores, dije a la tripulación que se preparara para la toma y empecé la aproximación a la pista... en ese momento Alfonso, por llevarme la contraria, empezó a prepararse para despegar... la madre!
Bueno pues nada, ya no aterrizo, doy una vueltecita más y nos vamos... JAH!! Justo en pleno giro, viento en cola y a unos 10 metros del suelo el motor se para! Y sin aviso, ni plof! ni ratatá, ni clonk! ni nada de nada. Simplemente se para... jod...! gira hacia el viento lo que puedas, no cojas inercia, comprueba trimmers, prepara las rodillas para el arrollizaje, vistazo al GPS 45 km/h jod..! no frenes, espera hasta el final, entra con el pie derecho que es el bueno, esquiva ese matorral, que le den pomada a los cardos de 2 metros... ahora!! zapatazo un pié luego el otro y bingo!! mantuve el tipo, ni siquiera me caí y no sé que pasó con el cardo, simplemente despareció.. menos mal, con Alfonsito mirando para descojonarse luego a gusto, je je, uf! y ni se notaron los apuros.
No hubo manera de arrancarlo. Menos mal que un alma caritativa, Alfredo, uno de los voladores del Loring, me llevó a Venturada a coger el coche. Perdí un viaje de vuelta, pero gané un amiguete volante. GRACIAS Alfredo, por si lees ésto, ya sabes donde estamos.
El diagnóstico de la parada de motor del doctor Pak fué un cable pelado de la bobina. Eso me pasa por haber trasteado con el paraca de emergencia y no haber tenido el cuidado suficiente para proteger los cables, que estaban un poco desangelados por ahí. Yo, cuando era buen piloto, revisaba esas cosas de vez en cuando.
Pues el segundo vuelo cerca de Venturada fué una de éstas cosas que a todos siempre nos apetece hacer: Cambiar un viaje por carreteras de curvas en coche por un vuelo en línea recta riéndote de esos pobres enlatados de cuatro ruedas que se juegan el tipo por adelantar a un camión y ganar 30 segundos. Si ademas ese viajecito lo tenias que hacer de todas formas pues mejor que mejor.
Fuí a Venturada a recoger el paramotor y desde allí tenía que ir a mi casa de Hontoba así que... ¿Que mejor que ir volando?. Total, la parienta tenía que ir con el coche y me podía recoger en el aterrizaje y además haría de coche escoba en caso de algún problema. La meteo de lujo, una de esas tardes de finales de Septiembre que te dicen ¡Vuelamé! Así que... dicho y hecho.
Pero había un pequeño problemilla... era tarde (ese puñetero atasco de Viernes a la salida de la carretera de Burgos). El sol estaba ya algo bajo y tenía pinta de bajar más (fea costumbre que tiene ese astro por las tardes cuando uno tiene poco tiempo para volar). Empecé a hacer cálculos de ingeniería avanzada: 1 hora y media de sol y 2 horas de ruta = llego de noche = no voy. En esto que un alumno de Paco de cuyo nombre no me acuerdo (lo siento) me dice: ¡Pero si yo estuve volando ayer a las 9.. se ve de sobra!! Joroba, es justo lo que necesitaba oir, no se si creermelo pero bueno, me piro. Y me piré.
Un vuelo precioso, bajito pero seguro. Jugando a ser un avión comercial manteniendo rumbo y altura y esquivando solo los pueblos, pinares y urbanizaciones que se empeñaban en ponerse debajo mía. Volando de valle en valle, primero el del Jarama, luego el del Henares, el del Tajuña y por fin el de mi segundo pueblo... lo malo es que ese último no lo vi porque... era de noche!!!!
El caso es que el sol baja más rápido cuando no quieres que baje y encima se puso detras de una capa de estratos que oscurecieron más de la cuenta la puesta de sol. Muy bonito ir viendo como se encendían las luces de los pueblos y los coches total que pies para que os quiero. Metí el acelerador a fondo y no estaba por la labor de soltarlo así que batí mi propio record de pisar el duro acelerador de la Action: tres cuartos de hora sin aflojar ni un milímetro. Tuve que ir cambiando de pié para que no se me durmieran y haciendo "deding". Un nuevo deporte que me he inventado que consiste en hacer ejercicios de aerobic con los dedos de los pies.
Al final hasta me sobró tiempo y todo y pude disfrutar de un vuelo nocturno a la luz de la luna llena (que romántico) por unas zonas bien conocidas sin cables y aterrizar en plena noche. Toda una experiencia.
Y el tercer y último vuelo cerca de Venturada fué un rectángulo tutti frutti, es decir un poco de todo: Campo de vacas, montaña, pantano y campos de cereal cortado. Hicimos Fer y yo la cuerda de las peñas de La Cabrera hasta El Berrueco pantano del Atazar, zona de Patones y vuelta por Torrelaguna y Redueña. Un vuelo de hora y media aprovechado al máximo en el que vimos un poco de todo y parecía que habíamos recorrido media España ¡Y sin salir de casa!
Fuí a Venturada a recoger el paramotor y desde allí tenía que ir a mi casa de Hontoba así que... ¿Que mejor que ir volando?. Total, la parienta tenía que ir con el coche y me podía recoger en el aterrizaje y además haría de coche escoba en caso de algún problema. La meteo de lujo, una de esas tardes de finales de Septiembre que te dicen ¡Vuelamé! Así que... dicho y hecho.
Pero había un pequeño problemilla... era tarde (ese puñetero atasco de Viernes a la salida de la carretera de Burgos). El sol estaba ya algo bajo y tenía pinta de bajar más (fea costumbre que tiene ese astro por las tardes cuando uno tiene poco tiempo para volar). Empecé a hacer cálculos de ingeniería avanzada: 1 hora y media de sol y 2 horas de ruta = llego de noche = no voy. En esto que un alumno de Paco de cuyo nombre no me acuerdo (lo siento) me dice: ¡Pero si yo estuve volando ayer a las 9.. se ve de sobra!! Joroba, es justo lo que necesitaba oir, no se si creermelo pero bueno, me piro. Y me piré.
Un vuelo precioso, bajito pero seguro. Jugando a ser un avión comercial manteniendo rumbo y altura y esquivando solo los pueblos, pinares y urbanizaciones que se empeñaban en ponerse debajo mía. Volando de valle en valle, primero el del Jarama, luego el del Henares, el del Tajuña y por fin el de mi segundo pueblo... lo malo es que ese último no lo vi porque... era de noche!!!!
El caso es que el sol baja más rápido cuando no quieres que baje y encima se puso detras de una capa de estratos que oscurecieron más de la cuenta la puesta de sol. Muy bonito ir viendo como se encendían las luces de los pueblos y los coches total que pies para que os quiero. Metí el acelerador a fondo y no estaba por la labor de soltarlo así que batí mi propio record de pisar el duro acelerador de la Action: tres cuartos de hora sin aflojar ni un milímetro. Tuve que ir cambiando de pié para que no se me durmieran y haciendo "deding". Un nuevo deporte que me he inventado que consiste en hacer ejercicios de aerobic con los dedos de los pies.
Al final hasta me sobró tiempo y todo y pude disfrutar de un vuelo nocturno a la luz de la luna llena (que romántico) por unas zonas bien conocidas sin cables y aterrizar en plena noche. Toda una experiencia.
Y el tercer y último vuelo cerca de Venturada fué un rectángulo tutti frutti, es decir un poco de todo: Campo de vacas, montaña, pantano y campos de cereal cortado. Hicimos Fer y yo la cuerda de las peñas de La Cabrera hasta El Berrueco pantano del Atazar, zona de Patones y vuelta por Torrelaguna y Redueña. Un vuelo de hora y media aprovechado al máximo en el que vimos un poco de todo y parecía que habíamos recorrido media España ¡Y sin salir de casa!
Buenos vuelos y aterrizajes de emergencia!!
Victornillo
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