Pues al final estuve "solo" durante los globitos. Creo que tan sólo Alfonso y Raquel con su carrito de los helados se pasaron brevemente el sábado por la tarde (érais vosotros?).
Oscar llegó tarde y me pilló en el aire, por lo que no voló (desesperado por no conocer la zona).
Alvaro también se pasó pero tampoco voló (pero se quedó viendo el espectáculo). Con mucho tiento para no encabronar a los organizadores, rodee el circo y me puse a probar la nueva vela. Dios, como corre. Como ya habían aterrizado casi todos los globos, aterricé en el evento y casi me tengo que poner afirmar autógrafos...
Por la noche, espectáculo nocturno: 18 globos en un pequeño descampado en el pueblo, iluminándolos a tope (ajustaban los quemadores para que dieran mucha luz, pero poca chicha...) al ritmo de musiquillas ratoneras. Impresionante los colores y la movida, aunque no acertaban ni una con el ritmo musical. Lo mejor era que les tenías que ayudar a desplegar, llenar de aire, hinchar.Vamos, muy familiar.
El domingo madrugué y aprovechando que estaban muy dispersos (supongo que el sitio de despegue en la prueba era libre), me acerqué más a estos enormes elefantes que lo único que hacen es subir (a toda leche!) y bajar (como piedras!). Su vuelo es pura estrategia: esperar, paciencia, decidir subir500 metros y al rato decidir quedarse a un metro del suelo, buscar un sotavento donde protegerse, etc.... Y seguí pisando el pedal de la Plasma, esta vez ya con gafas...Al mediodía llegaron los Pacos (o los Begos, como queráis), vinos y comida y a volar. A Paco se le veía sonreír desde kilómetros, más vicio que una garrota.
Elena se vuelve a ganar el cielo (lástima ser ateo) pues estuve todo el finde obsesionado con volar y ella gestionando todo...
Agustín.
13 nov 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario