Conocemos nuestra zona de vuelo. Hay paisajes preciosos y nunca te cansas
de sobrevolarlos, aunque siempre sale alguna ruta que no hemos hecho y que
merece la pena intentar. Pues esta es una de esas rutas. Sabía que por los
cálculos de la autonomía de mi trike no iba a llegar a hacerla del tirón (a ver
si hago de una vez ese depósito auxiliar al que nunca saco tiempo para
hacer)
Existía una opción, y era la de llevar un depósito de 10 litros atado bajo
el asiento, con la única pega que para repostar tendría que aterrizar, desatar
el depósito, trasvasar la gasolina de un depósito a otro, volverlo a atar debajo
del asiento y volver a despegar, todo eso en el menor tiempo posible y sin
cometer fallos. La aventura estaba servida.
Este vuelo también iba a ser muy especial para mi, ya que era mi primer
vuelo después del accidente que había tenido un mes antes arrancando el motor de
a pie. (aprovecho para hacer un inciso e insistir en los cuidados que hay que
tener al arrancar los motores de a pie en el suelo, si podéis, evitarlo y
arrancar el motor a la espalda)
Quedamos Carlos y yo muy temprano para despegar con los primeros rayos de
sol, el madrugón merecería la pena, ya que nos encontramos con la manga
lánguida. La previsión decía que el viento sería débil y nos acompañaría en su
mayor parte empujándonos hacia nuestro objetivo, el Castillo de Jadraque.
Despegamos sobre las 8 de la mañana y emprendimos la ruta, el aire fresco
primaveral y los campos verdes, sumados al sol de frente casi dificultaba saber
si era realidad o si estábamos soñando y flotando por los campos. Pasamos
valles, cañones, cárcavas y ríos, siempre la Sierra Norte de Madrid a la
izquierda hasta que nos adentramos en la provincia de Guadalajara. Pasamos cerca
de La Muela, meca del vuelo libre en Parapente y que dejamos a nuestra derecha.
Ya quedaba muy poco para llegar a Jadraque, que se apreciaba a lo lejos el
pueblo y el castillo coronando la zona más alta. La posibilidad que nos da este
hermoso deporte de ver las cosas desde el mejor sitio es lo que más me gusta. Mi
“mirador” personal.
Curiosamente, llegamos a Jadraque a la vez que otros dos paramotores,
cuando nos acercamos vimos que se trataba de dos trikes biplazas que hacen esa
ruta desde La Muela, parecía que íbamos por equipos, ya que Carlos y yo llevamos
el mismo diseño de parapente y los dos trikes que encontramos también.
Emprendemos el regreso, miro la gasolina a través del espejo y veo que
había consumido unos litros más de la mitad del depósito, por lo que durante el
regreso tendría que aterrizar para repostar.
Varios kilómetros más adelante buscamos algún campo y encontramos uno con
florecillas amarillas que desde el aire tenía muy buena pinta, aunque luego
resultó no ser tan ideal. Aterrizo sin problemas pero veo que esas flores tenían
tallos gruesos y entre 40 y 50 cm de altura, lo que iba a ser un problema para
volver a despegar.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCiEr0fH4fWMufFRTcsNI-UsMBTDqyIMCL2JoWNryojyWYuquP_xLlNCRsUdO9cke9T9sZ7-XZPimkmQkdbk8cnC36PO_wZriyUQPBqx6-87G_r65puKw59vRqYWZpbV02n7o/s320/TRACK.jpg)
Llegamos a Venturada después de 3 horas y 25 minutos de vuelo con la
satisfacción de habernos dado un vuelazo. Seguramente la repetiremos en
invierno, espero haber hecho el depósito auxiliar para aquél entonces.
Romina
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